3. VISITAS INESPERADAS

            Hace dos semanas que he regresado a mi piso, frente a la playa cerca de la Barceloneta.

            Hoy es un día muy caluroso, al que hay que sumar la humedad propia de la ciudad en verano, salir a la calle es un acto de valentía, al que yo no deseaba enfrentarme... Prefiero beber el agua a aspirarla, sin embargo el deber me llama y, después de la primera sesión de con Sandrine, ha surgido otra y por descontado que la he aceptado, se pagan mejor las fotos que las traducciones.

            Estoy rozando la treintena, y aunque aparento ser más joven, en este tipo de reportajes los clientes, solicitan rostros más aniñados, donde agregar elementos melancólicos y románticos, dentro del halo de misterio en el que siempre se ambientan.

            Hoy la sesión es diferente, está enmarcada en la sutil tenebrosidad gótica habitual, sin embargo los elementosescogidos, son de lo más divertidos.

            Aunque si he de elegir, en donde me lo estoy pasando en grande es en el columpio, a unos  cinco metros del suelo.

            Llevo un arnés a la cintura, por si las moscas, me balanceo vestida con un traje de plumas negras y una enormes alas del mismo tono, no hay más decorado que el brillante fondo verde donde luego digitalizarán un acantilado, donde rompen las olas de un mar embravecido, según me han explicado....

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